El vergonzoso modus operandi nos retrotrae a un punto álgido de la historia de la humanidad.
Vamos a trasladarnos hasta la edad media e imaginarnos que estamos en un enorme castillo comandado por un noble que administraba unas tierras en donde trabajaban sus siervos a quienes obviamente, no les pagaba, pero les permitían vivir en una pequeña parcela de tierra y “los protegía” de peligros externos. Esta relación se conocía como vasallaje.
Además, el señor feudal como era llamado este noble, le rendía cuentas al Rey facilitando la descentralización de la política y una notable diferencia de clases sociales, pues en los feudos no se movía ni un alfiler sin permiso del señor feudal.
Bueno, ahora volvamos a nuestra era actual y si observamos atentamente, no cambió nada o capaz solo las ropas y la tecnología, pero al revelarse los chats de Orlando Arévalos nos damos cuenta de que estamos en el mismo charco que apestaba.
Orlando hacía y deshacía la justicia a su medida con su hermano el finado Lalo Gómez. Además de eso, construyó un castillo moderno en donde vive con su señora esposa, quien inclusive pidió un wáter inteligente para que el aparato le limpie el trasero después de defecar.
El nivel de burla que esta gente le hizo al pueblo no tiene nombre, es repugnante y duele desde todo punto de vista, pues nos tratan como vasallos mientras ellos se llenan los bolsillos y la gente se les arrodilla a cambio de favorcitos.
Es también importante recordar que no es la primera vez que un esquema así se desnuda en nuestro país demostrándonos que no evolucionamos como sociedad y por el contrario, nos hundimos cada vez más.
Esperemos que la justicia se depure, esperemos que esto se esclarezca y que los Orlando y compañía, respondan como tienen que responder, porque mínimamente por vergüenza, ya hubieran presentado sus renuncias.
