Me sorprende como es que hasta ahora seguimos con el mismo libreto.
Marilina Bogado
La vez pasada le escuché decir a mi amigo Salinas hablar de un “síndrome del Don Nadie”, un síndrome que ataca a las personas que necesitan que se hablen de ellos todo el tiempo, necesitan como si fuera una droga de la atención de la prensa, y tenemos varias en esta nómina.
Pero me di cuenta que también hay otro virus en nuestra farándula, el virus del “no resisto críticas” y este virus afecta principalmente a Marilina y a su pareja. Estas dos personas no resisten ser criticados bajo ningún sentido, todo se lo toman personal.
Sabemos que quienes estamos en este tajamar llamado farándula, tenemos que aprender a nadar entre las glorias y las penas, sabemos que nuestra vida es pública, nos guste o no, y también sabemos que no somos moneda de oro para caerle bien a todos, y saber nadar en estas turbias aguas, significa aprender a convivir con las críticas y con los halagos, usar las críticas para crecer y tener cintura para superar las polémicas.
Eso se aprende con los años, pero Marilina no ha aprendido, a pesar de que lleva casi una década en este rubro, hasta hoy sigue llorando porque la gente la critica, sigue lamentándose porque no le dicen todo el tiempo que es linda o que canta bien.
Y lo peor, es que ella se lo toma todo personal, se enoja con la prensa, no dan declaraciones, se encierra en una burbuja de diva tercermundista auspiciada por su pareja. Pero, también hay que ser sinceros, Marilina cambió desde que se acompañó con su actual pareja, porque basta con mirar los capítulos del Baila, cómo se enfrentaba a los jueces sin miedo y con su esencia natural.
No quiero creer que Marilina duda de su capacidad o es insegura de su talento para que las críticas de 3, 4 personas la hagan tambalear, o ¿es que su pareja la asesora tan mal que la está convirtiendo en una artista mediocre?
Ojalá que cambie de actitud porque no creo que dure otra década el aichinjaranguismo y el argumento del “todos me envidian”.
Fuerza Marilina, sos muy talentosa, recordá la época en la que estabas en el Baila y te enfrentabas a Zuni, esa es la actitud para permanecer en este copetín y no llorar por los rincones.