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La misma escrachó a unos albañiles por hacer asado en el cementerio.

Eugenia Aquino

Cuando se pierde a un ser querido, difícilmente uno se recupera y cada persona vive su luto de forma distinta, algunos se retraen, se aíslan, lloran otros se dedican a la farra y otros simplemente se dedican a meditar en silencio y continúan con sus vidas como si nada hubiera sucedido. También están aquellos que explotan en un mar de ira y disparan a diestra y siniestra a fin de drenar la frustración que genera la pérdida.

 

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Todos esos sentimientos son válidos y entendibles, pero cuando afectan a otras personas es que uno debe analizar y observar la actitud que está asumiendo. Con este preámbulo quiero hablar del escrache que hizo la chef Eugenia quien despotricó en colores cuando ayer fue al cementerio de la Recoleta y se encontró con que los albañiles que trabajan en el camposanto estaban haciendo asado en una parrilla improvisada, frente a la tumba de su padre.

 

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Para el infortunio de los trabajadores, la chef no dudó en sacar el celular y grabar todo lo que estaba pasando y, además, trató de badulaques a los obreros, no contenta con eso, les dijo que deben llevar sus viadas y no hacer asado entre las tumbas.

 

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Analizando ambos puntos de vista, es rompe pelotas ir al cementerio a querer tener un momento solemne con el recuerdo de tu ser querido y encontrarte con una parrilla frente a la tumba, perturbando tu momento de tristeza y la intimidad de tus sentimientos. Pero, al parecer a la chef se le fue la mano al destilar tanta ira en un video que inmediatamente fue viralizado y trascendió a los medios tradicionales de comunicación.

 

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Debido a la presión social, los trabajadores quedaron sin empleo y sin el sostén de sus familias, en pleno enero. Se entiende perfectamente el enojo de Eugenia quien desde su dolor expresó esa rabia, pero exponer así a los trabajadores. ¿No bastaba acaso con hablar con ellos y decirles que muevan su parrilla en otro lugar para que ella pueda disfrutar de su intimidad? ¿No habría sido más factible llamar a la administración y presentar una queja formal en lugar de armar tanto circo?

Que quede claro que no estoy defendiendo la acción de los trabajadores, quienes quizás, tienen el derecho de comer un asado, como todos nosotros, pero ellos también hubieran elegido otro lugar para poner su parrilla y no en medio de las tumbas. Allí es donde se debería tener un control más exhaustivo por parte de la administración.

En pocas palabras, ambas partes se equivocaron y ahora, se ven las consecuencias.

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